Cuando la edad hace la diferencia

Cuando la edad hace la diferencia

Parejas con gran diferencia de edad pueden ser exitosas, aún con sus dificultades

Las parejas conformadas por personas con grandes diferencias de edad (sea cual sea la combinación de géneros) puede ser tan exitosa como una pareja que comparta, por ejemplo, una misma generación. Los posibles conflictos pueden solucionarse al preguntarse, ¿qué espero del otro?

Carla González C.


La canción del mexicano José José ‘Cuarenta y veinte’ refleja claramente lo que a muchas parejas les sucede con respecto a su gran diferencia de edad. “… es el amor lo que importa y no lo que diga la gente…”, dice una de sus frases. Y es que lo que al parecer más afecta a este tipo de uniones no es precisamente el tema de la generación, sino el comentario de su entorno y en general, de la sociedad.

Por supuesto también aparecen en el transcurso del tiempo, algunas desavenencias que tienen que ver con costumbres, formas de relacionarse y maneras de tomar decisiones, porque claro, en muchas ocasiones el más joven querrá realizar actividades acordes a su edad, mientras que el mayor preferirá descansar o enfocarse en otro tipo de pasatiempos.

A pesar de esto, una pareja donde sus integrantes tengan diferencias significativas de edad (20, 25 años o más) también tienen la oportunidad de triunfar, todo depende de cómo sobrelleven la cotidianeidad tanto dentro como fuera de su relación.

Para conocer más acerca de esta dinámica y desde un punto de vista profesional, conversamos con el psicólogo y psicoterapeuta, Antonio Godoy, quien menciona que cada pareja – independiente de su edad – “es un mundo único”, por lo que generalizar acerca de si esta dinámica es o no normal, sería para él algo un poco atrevido.

Por otro lado, el psicólogo menciona que lo que sí se puede comentar es acerca de cuán “exitosas” resultan estas uniones. Así y a modo de ejemplificar su idea de no generalizar, cuenta de su experiencia con una pareja en donde el varón tiene 82 años y su mujer 53; juntos llevan 25 años de relación y a pesar de no haber ningún problema aparente, pueden de igual forma existir algunas problemáticas.

En ese sentido, manifiesta que “llega un punto en el ciclo vital en que ya no pueden compartir lo mismo” y refiriéndose al ejemplo anterior, cuenta que actualmente el hombre presenta un importante deterioro cognitivo y por lo tanto “difícilmente puede cumplir con los requerimientos básicos de una pareja. Más bien está siendo cuidado por ella, quien aún tiene la vitalidad e intereses de una persona de su edad”, afirma.

Amor en dos frecuencias

Otro de los conflictos que suelen vivir estas parejas es que su gran diferencia de edad los lleva muchas veces a caer en la problemática relacionada con los distintos momentos de la vida en el que ambos se encuentran. Así, mientras el mayor lo más probable es que ya tenga un matrimonio en su pasado e hijos en su presente, el menor aún no ha pasado por tales experiencias.

“A los veintitantos, se está deseoso de salir por ejemplo a las discoteques, pero a los cuarenta y tantos ya no”, menciona Antonio Godoy, quien a su vez dice que esto es normal y que es parte de cada ciclo. “Lo que pasa es que en consonancia tendrán que haber acuerdos y negociaciones para que todo funcione en forma positiva”, dice.


Los acuerdos a los que se refiere el psicólogo tienen que ver con no dejar de lado (ni sentirse abandonado) a quien no sienta la necesidad – o derechamente las ganas – de compartir el mismo momento que su compañero. “La idea es que se tengan espacios comunes que les permitan tener una relación satisfactoria”, menciona.

Para el profesional no importará la diferencia de edad ni cualquier otro factor, si ambos individuos mantienen lo suficientemente estables los tres pilares, es decir, la pasión (sexualidad), el amor (afectividad) y la comunicación. “Si esto es firme, cualquier pareja podrá llegar a tener una relación de largo aliento”, asegura.

¿Qué es lo que buscas?

El entorno de hombres y mujeres que deciden emparejarse con otra persona que puede doblar o incluso triplicar la edad o al contrario, sentir atracción por quienes resultan más jóvenes y llenos de vida, es muchas veces un problema del cual no pueden sentirse ajenos.

Es así como las opiniones no tardan en llegar – sean éstas solicitadas o no – y cuyos argumentos son entre otros, los que hablan de una supuesta búsqueda o de una carencia, como el del padre que quiere brindar protección o la de sentirse cobijado como un hijo en las faldas de su madre.

Frente a esto, el profesional indica que lo que dice el sentido común, que habitualmente y según sus palabras “no es el más común de los sentidos”, es pensar que si una joven busca a un hombre mayor, estará buscando un padre. “Cuestiono esto”, advierte y dice que no necesariamente se tratará de este tipo de inquietud. “¿Qué pasa si esta persona en particular tiene las características que (la mujer en este ejemplo) valora y ha buscado?”, pregunta.

Ahora, aclara que si esta mujer (siguiendo con el ejemplo más clásico, aquel de una joven y un hombre mayor) estuviera en realidad buscando un padre, indagaría en alguna función en él que satisficiera su necesidad. “Ahí sí podríamos hablar y avalar lo anterior”, afirma.

Entonces, la sabiduría, experiencia, la protección y en el fondo “que se haga cargo emocionalmente”, serán las características que más se repiten en este tipo de búsquedas. Aquí, Antonio Godoy hace valer las siguientes interrogantes, ¿por qué esta mujer buscará tales cualidades en un hombre?, ¿qué hay en ella que no puede hacerse cargo de sí misma?, etcétera.

Y aunque menos común – o quizás menos evidente – es de igual importancia presentar el caso contrario, es decir, una mujer madura quien construye una relación con un joven menor. Al respecto, el especialista menciona que la sociedad tiene mucha injerencia en este tema y por lo tanto al ser aún mal visto, es muy probable que sean muchos más casos de los conocidos, pero que el secreto de su desarrollo sea lo que impere.

“Se tiende a pensar automáticamente que el hombre busca a esta mujer para obtener algún beneficio”, comenta y también manifiesta que en estos casos, lo que necesite puede ser similar o igual que en el ejemplo anterior, o sea, la seguridad que puede brindar una dama ya mayor, con experiencia y con sus ideas claras, cualidades que pueden cautivar a un joven para quien sus coetáneas le parezcan aburridas e infantiles.

En cuanto a las problemáticas en esta situación, el terapeuta dice que lo más común es que sea ella quien tema que en algún momento no pueda seguirle más el paso a este muchacho, por lo que buscará ayuda en instancias como la cirugía plástica y todo lo que la pueda hacer ver más joven y bella.

Deja claro los límites y entrégate

Si bien es complicado dar una “receta” para que quienes estén pasando por esta experiencia puedan sobrellevarla de manera positiva y no traspasando una y otra vez los problemas, dudas, cuestionamientos y prejuicios propios del entorno, el psicólogo cuenta que lo mejor es “dejarle claro a todo el mundo la situación, poner límites y hacerse cargo de su elección”.

“Nadie puede saber”, sentencia y añade que lo único que podría dar pie para una conjetura es haber pasado por una situación similar que permita hablar desde la praxis. “La experiencia es más importante que el saber universal”, cita.

Con respecto a la adjudicación de estas relaciones a los complejos de Edipo o Electra, el terapeuta es enfático al señalar que muchas veces se extraen conceptos, hipótesis o teorías desde la psicología, que no son ocupados a cabalidad, por ejemplo, los mencionados.

“La conflictiva edípica entendida desde la psicología no es solamente eso”, aclara. Por otro lado ejemplifica diciendo que “una mujer independiente, autosuficiente y que efectivamente no necesita un padre, puede perfectamente tener una relación con alguien mayor, sin que eso signifique un complejo”, sostiene.

En síntesis, lo más recomendable para estas parejas es tener claro qué es lo que se espera del otro y de esta manera comunicar las expectativas personales, entregarse y arriesgarlo todo, reducir lo privado y mostrarse desde lo interno. “Debemos lograr la llamada intimidad emocional”, concluye.


Fuente: Revista Digital Punto Vital

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